17/7/07

Conociendo de Vinos



En esta primera entrega de nuestra seccion gastronómica ademas de presentar una pequeña introducción de los vinos, semana a semana iremos adentrandonos en este fascinante y cautivante mundo. Queremos comenzar por conocer un poco de historia de esta maravillosa bebida…

La más antigua de las bebidas, el vino, tiene una rica historia sobre su surgimento en el mundo. Hay estudios que dicen que la viña surgió 7.000 a.c. en Cascacia o Mesopotamia; posteriormente 2.000 a.c. tuvo gran fuerza en la región de Grecia, y su mejor presencia 1.000 a.c. en Italia y Africa del Sur.
Una de las historias, cuenta que el vino fué descubierto por un rey persa llamado Jamshid, apasionado por las uvas. Sus mujeres le traían los más diferentes tipos de uvas para saborearlas todo el año, y las guardaban dentro de unas vasijas en una habitación fresca de su palacio. Un día descubrió que las uvas habían estallado y que un líquido espeso manaba de ellas. Jamshid, descorazonado, tuvo la certeza de que el jugo se había convertido en veneno y avisó a sus cortesanas. Una de ellas, habiendo perdido los favores del rey, decidió suicidarse y se deslizó en la celda de las ánforas. La cortesana bebió de la extraña pócima y se sintió imediatamente mareada. Sus piernas temblaban, se le estremecía la piel y cada vez más su cuerpo era llamado a la alegría y al deseo. Su instinto la hizo llevar una jarra con el líquido a su rey. Este por verla tan alegre probó y los dos acabaron en las esferas. Juntos danzaron, rieron y se amaron.
Pero la Biblia nos cuenta algo mucho más antiguo. En la historia del diluvio, Dios maldice la tierra por los pecados del hombre, pero cuando este terminó y Noé pudo salir del arca, Dios dijo: “Mientras dure la tierra habrá semillas y cosecha, frío y calor, verano e invierno, día y noche” (GEN., VIII, 22). Es decir, nos bendijo con la perfección para el cultivo de la viña. Entonces, “Noé empezó a ser un hombre de campo, plantó la vid, bebió vino, se embriagó y quedó desnudo en medio de su tienda” (GEN., IX, 20 y 21). No importa la historia y sus cuentos, lo que importa es que alguien descubrió una uva fermentando y de ella un líquido, lo cual originó el vino, la bebida de los Dioses.
En la edad media el vino tuvo mucha fuerza. Fué adoptado por la Iglesia como la Sangre de Cristo y también, como bebida de lujo, reconfortante en su mundo. Por muchos siglos, la Iglesia fue propietaria de los grandes viñedos de Europa y quien descubrió el Champagne fué un monge llamado Don Perignon. Más recientemente, alrededor de 1930, Estados Unidos sufrió por la Ley Seca que prohibía el consumo de bebidas alcohólicas. Muchas vinícolas quebraron, pero algunas sobrevieron gracias a la Iglesia Católica, la cual era el único establecimento autorizado para comprar vino.

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